Latinoamérica: EL SENADO BRASILEÑO APARTARÁ HOY A DILMA ROUSSEFF DEL PODER - Ampla mayoría de senado
- nossavozfoz
- 12 de mai. de 2016
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Dilma Rousseff abandonará este jueves a pie el presidencial palacio de Planalto, despojada de su cargo por mandato del Senado brasileño, tras una sesión plenaria histórica y extenuante de más de 20 horas ininterrumpidas, que se extendió desde las diez de la mañana del miércoles hasta más allá de las dos de la madrugada de hoy, jueves.
La gran de los senadores habían fuerón a favor del impeachment decidiendo el resultado: Rousseff pierde. Ella saldrá por la puerta principal, en un gesto explícito que quiere decir que acata pero no aprueba la decisión, y luego se recluirá en el futurista Palacio de la Alborada, su residencia oficial, donde se le permite quedarse en su nueva condición de presidenta espectral.
Lo que los senadores brasileños han decidido, de facto, es la apertura formal delimpeachment, el proceso de destitución, el juicio político que discurrirá en el Senado, como máximo y a partir de este jueves, durante 180 días. En estos seis meses los 81 senadores discutirán si Rousseff cometió crimen de responsabilidad hacia la República al alterar las cuentas públicas para equilibrar los balances presupuestarios de un año para otro a base de pedir dinero a grandes bancos públicos.
Una posterior votación, que se celebrará probablemente en octubre, decidirá el destino final de Rousseff. Para entonces no servirá sólo la mayoría simple. Pero eso queda lejos. Y lo determinante es que durante todo ese tiempo la presidenta deja de ser presidenta real. El poder, automática y plenamente, pasa a las manos del vicepresidente, Michel Temer, hasta hace un mes y medio aliado político de Rousseff y ahora su peor enemigo y, en palabras de ella misma, "un traidor y el padre de los conspiradores".
En la tribuna, los defensores del impeachment, la mayoría de partidos de centro y de derecha, hablaron de esas maniobras fiscales. Pero se refirieron más, para justificar su decisión, a la catastrófica marcha de la economía (que retrocede a razón de un 3% del PIB al año), a las sucesivas rebajas de las agencias de calificación, que ya han colocado los bonos brasileños al nivel de bono basura y, en general, a la necesidad de cambiar de Gobierno para que la perspectiva cambie.
Los defensores de Rousseff replicaron en su mayoría con un argumento simple: no se puede echar a una presidenta elegida por el pueblo, con 54 millones de votos detrás, apelando a unas maniobras fiscales que no constituyen a su juicio un delito grave o a la situación económica, porque para eso están las urnas.
(Con El País)
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